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En la isla de Malta

28 Cuando ya estábamos a salvo, nos enteramos de que la isla se llamaba Malta. Los habitantes de la isla nos atendieron muy bien. Encendieron una fogata y nos invitaron a acercarnos, porque estaba lloviendo y hacía mucho frío.

Mientras Pablo recogía un montón de leña para echarla al fuego, una víbora que huía del calor se le prendió en la mano.

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